ASME vs EN 13445: dos enfoques para el diseño de recipientes a presión
ASME vs EN 13445: dos enfoques para el diseño de recipientes a presión
En el ámbito del diseño mecánico, los recipientes a presión ocupan una posición crítica: son esenciales para procesos industriales en sectores como el energético, químico, petroquímico o alimentario.
Para garantizar su seguridad y rendimiento, distintas regiones del mundo han desarrollado sus propios códigos técnicos. Dos de las normativas más utilizadas e influyentes son el código ASME Boiler and Pressure Vessel Code (BPVC) de Estados Unidos y la Norma Europea EN 13445.
Aunque persiguen un mismo objetivo —la seguridad estructural de los recipientes a presión—, ambas normativas presentan diferencias sustanciales en cuanto a enfoque, metodología y ámbito de aplicación.
Enforque y alcance
El código ASME, especialmente su Sección VIII División 1, es un marco extenso que se utiliza ampliamente a nivel internacional. Establece las reglas para el diseño, fabricación, inspección y certificación de recipientes a presión, incluyendo tanto calderas como contenedores no expuestos al fuego. Es reconocido por su rigor técnico y su nivel de detalle normativo, con especificaciones precisas para cada componente, material y proceso.
Por su parte, la norma EN 13445 fue creada para armonizar el diseño de recipientes a presión dentro de la Unión Europea, de acuerdo con la Directiva Europea de Equipos a Presión (PED). Se aplica exclusivamente a recipientes no expuestos a la llama y abarca una amplia variedad de materiales, como aceros, aleaciones y fundiciones. Su estructura facilita el marcado CE, un requisito clave para la comercialización dentro del mercado europeo.
En el último año, hemos ejecutado diversos proyectos bajo el código ASME en localizaciones tan diversas como Finlandia, Polonia, San Lorenzo, Irak o Kyanly, y bajo la norma EN 13445 en distintos puntos de Europa, como la península ibérica o Suiza, prestando servicio a una gran variedad de sectores, desde el químico hasta el alimentario
La eficiencia de la junta soldada: un factor clave
Uno de los factores que más condicionan el cálculo del espesor mínimo es el valor asignado a la eficiencia de la junta soldada (E). Esta eficiencia refleja el grado de confianza que se puede tener en la calidad de las soldaduras respecto al comportamiento estructural del conjunto.
- En el código ASME, este valor puede variar considerablemente según el tipo de soldadura y los procedimientos de inspección utilizados. Si no se realizan pruebas radiográficas, la eficiencia puede reducirse notablemente.
 - La norma EN 13445, en cambio, adopta un enfoque más moderno: parte de la base de que las soldaduras son fiables si se cumplen ciertos requisitos de calidad y trazabilidad, asignando así un valor de eficiencia cercano a 1. Esto permite diseños más ligeros y, al mismo tiempo, mantiene un nivel de seguridad equivalente, reduciendo los costes en materiales.
 
Este contraste representa una diferencia de filosofía: mientras ASME opta por ser más conservador por defecto, EN 13445 asume que la calidad de los procesos modernos permite optimizar mejor los recursos sin comprometer la seguridad.

Compatibilidad con la Directiva PED y el marcado CE
Otra gran diferencia práctica radica en la compatibilidad con la Directiva Europea de Equipos a Presión (PED). Mientras que la EN 13445 está diseñada específicamente para cumplir con la PED —y por tanto es la herramienta natural para proyectos dentro del mercado europeo—, el código ASME no lo está por defecto.
Esto no significa que no se pueda usar ASME en proyectos europeos, pero sí implica que a menudo se requerirán verificaciones adicionales, documentación complementaria o procesos de equivalencia, especialmente si se desea obtener el marcado CE.
Esta distinción puede ser crítica para fabricantes o ingenierías que deseen operar a escala internacional: mientras ASME tiene una fuerte presencia en América y mercados asiáticos, EN 13445 es imprescindible para operar en Europa.
Conclusión: ¿Qué código es mejor?
La respuesta no es única, sino que depende del contexto. Ambos códigos ofrecen un alto nivel de seguridad y detalle técnico, pero presentan ventajas distintas según el proyecto:
- ASME es ideal para proyectos internacionales o fuera de Europa, por su robustez, reconocimiento global y aplicación transversal a todo tipo de recipientes, incluyendo calderas.
 - EN 13445 es la opción natural para proyectos dentro de la Unión Europea o aquellos que requieren el marcado CE. Además, su enfoque más analítico puede ofrecer ventajas en diseño optimizado y control de costes.
 
Tanto si se prioriza el cumplimiento normativo como si se busca eficiencia estructural, lo más importante es conocer bien las diferencias y elegir el código que mejor se adapte a la aplicación, el mercado y los requerimientos del proyecto.
En IES Soler, sabemos que cada proyecto industrial tiene necesidades específicas. Por eso te ofrecemos asesoramiento técnico para encontrar la solución de calentamiento eléctrico más adecuada, compatible tanto con el código ASME como con la norma EN 13445. Así garantizamos seguridad, eficiencia y cumplimiento legal en cualquier mercado.